La discusión en torno a si los rasgos del carácter son adquiridos, es decir determinados por el ambiente familiar y social en que se forma el individuo, o innatos, o sea determinados genéticamente, ha sido una de las que más me interesaron. En principio la respuesta sensata sería la que se situaría en un punto intermedio, pero esto sólo traslada la discusión a otro punto: ¿qué es más importante, el ambiente o los genes? Durante mucho tiempo adopté una feroz postura ambientalista. No sólo porque tengo fe en el poder de la educación y la perfectibilidad del ser humano, sino porque el innatismo me parecía una forma encubierta de racismo.
De hecho, todavía hay científicos presuntamente serios que hablan de una inferior capacidad intelectual de los africanos debida a factores genéticos. Este era, y continúa siendo, uno de los principales blancos (je, je) de mis iras, pero también es bastante conocido el caso del doble cromosoma YY. Los hombres normalmente tienen un par de cromosomas XY frente al par XX de las mujeres, aunque también hay excepciones como por ejemplo hombres cuya disposición es XYY y que en su momento se asoció con una mayor propensión a la violencia. Si bien esto ya ha quedado desacreditado, permeó a la cultura popular como que existía un "gen de la criminalidad". Con el tiempo he ido matizando mi postura. Hoy pienso que incluso en el caso que se llegara a establecer una correlación entre un determinado gen y conductas violentas, muy probablemente se encontraría el mismo gen tanto entre los presos peligrosos como entre los soldados condecorados con medallas al valor en combate. Que unos se conviertan en criminales y otros en héroes no estaría determinado por la genética, sino que las circunstancias los habrían llevado por distintos caminos. Pero lo que me desconcierta es la actual obsesión de descubrir el "gen de la homosexualidad", en el sentido que parece que entre los propios homosexuales hay algunos para los que sería motivo de orgullo contar con una prueba científica de que su inclinación sexual responde a factores "naturales". En realidad no veo que relevancia pueda tener eso para que alguien se acepte a sí mismo tal y como es, ni para que los demás lo respeten.
Supongo que hasta que pase la moda habrá que acostumbrarse a las frecuentes noticias sobre el descubrimiento del "gen del tabaquismo" o el "gen de la obesidad", que se aprovechan de la credulidad de la gente ante cualquier anuncio supuestamente científico. Y es que muchos pasan por alto cosas totalmente obvias. Recuerdo una sobremesa en la que discutíamos este asunto y un tipo contaba el triste caso de un matrimonio con una hija drogadicta que se prostituía y murió muy joven. Había dejado una hija pequeña que quedó a cargo de sus abuelos y que, ya adolescente, parecía seguir los mismos pasos que su madre. Que madre e hija siguieran la misma suerte era para él una prueba irrefutable de que ese tipo de comportamientos se heredan. La respuesta que recibió por parte de otro tipo más sensato fue fulminante: "El problema es que la han criado los mismos". En mi pueblo, como en todos, el oficio de herrero se pasa de padres a hijos. Seguro que si lo investigaran en serio también descubrirían el "gen de la herrería".
Supongo que hasta que pase la moda habrá que acostumbrarse a las frecuentes noticias sobre el descubrimiento del "gen del tabaquismo" o el "gen de la obesidad", que se aprovechan de la credulidad de la gente ante cualquier anuncio supuestamente científico. Y es que muchos pasan por alto cosas totalmente obvias. Recuerdo una sobremesa en la que discutíamos este asunto y un tipo contaba el triste caso de un matrimonio con una hija drogadicta que se prostituía y murió muy joven. Había dejado una hija pequeña que quedó a cargo de sus abuelos y que, ya adolescente, parecía seguir los mismos pasos que su madre. Que madre e hija siguieran la misma suerte era para él una prueba irrefutable de que ese tipo de comportamientos se heredan. La respuesta que recibió por parte de otro tipo más sensato fue fulminante: "El problema es que la han criado los mismos". En mi pueblo, como en todos, el oficio de herrero se pasa de padres a hijos. Seguro que si lo investigaran en serio también descubrirían el "gen de la herrería".
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