viernes, 20 de febrero de 2009

EL INTERÉS ES CIEGO

Parece, porque no lo he leído, que en su Breve historia de la euforia financiera John K. Galbraith hace un repaso de todas las burbujas especulativas que se han sucedido a lo largo de la historia del capitalismo, desde una increíble fiebre por los tulipanes en la Holanda del siglo XVIII hasta el momento de la publicación del libro en 1993. Esta obra de Galbraith ha salido a relucir en los últimos meses a raíz de la crisis financiera que se vive en la actualidad, una crisis debida también a un afán desmedido por el lucro inmediato que no tuvo en cuenta las señales evidentes de que el ciclo de ganancias rápidas estaba tocando a su fin. Tal parece que tenemos ahí una explicación de este tipo de crisis: el afán de ganar dinero de manera fácil ciega a un porcentaje cada vez más alto de la población hasta que finalmente se desata la crisis. Sería una explicación razonable si no fuera porque yo mismo, poco sospechoso de simpatizar con banqueros, corredores de bolsa, agentes de cambio y otra fauna similar, incurrí en el mismo pecado.
Recuerdo que hace unos dos años hablaba con absoluta seguridad del esplendoroso futuro que aguardaba a los regímenes izquierdistas que se estaban extendiendo por Latinoamérica, pues tenía la convicción de que habíamos entrado en un ciclo prolongado de precios altos de materias primas como el petróleo, el níquel, el cobre, etc. Al poseer los países latinoamericanos grandes reservas de estos recursos, ello garantizaba que los gobiernos de izquierdas contarían con dinero abundante para llevar a cabo sus políticas. Al mismo tiempo creía que la burbuja especulativa de la bolsa acabaría estallando y provocando una crisis mundial, lo que en pura lógica debía provocar un descenso en el precio de las materias primas: si hay crisis hay menor producción, a menor producción menor demanda de materias primas. Pero esta ecuación tan simple me pasaba totalmente inadvertida.
¿Cómo me lo puedo explicar? En realidad es la misma explicación que la de las euforias especulativas, pero con mayor generalidad, pues tiene que ver con la naturaleza hiumana: la gente cree lo que quiere creer. Si quieres hacerte rico sin esfuerzo, creerás en esas inversiones con unos beneficios elevadísimos pero sin riesgos. Si quieres que el socialismo se extienda por América Latina, cualquier triunfo momentáneo te hará creer que se ha iniciado una trayectoria imparable hacia el socialismo.

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